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Vampires In Time{ Nuestra historia comienza en la segunda temporada, durante el baile de máscaras }
Todo estaba planeado. Todo estaba organizado y preparado. Esa noche, en el baile de máscaras, los hermanos Salvatore con ayuda de Caroline Forbes, Jeremy Gilbert y Bonnie Bennett, darían caza a Katherine Pierce de una vez por todas. El plan no podía fallar. Ninguno, ingenuos, creyeron tener algún cabo suelto. Más, cuan ilusos fueron. Días antes, Lucy recibió la llamada de su antigua amiga, Katherine. Ésta le había salvado la vida, por lo que ahora estaba en deuda con ella. El favor que la vampiresa pidió a la bruja era sencillo: Ir con ella a la fiesta y ayudarla a conseguir la piedra lunar. Katherine, astuta, no podía confiar en lo que allí sucedería. Que le entregasen la piedra sin pelear no sería fácil, por lo que pidió a Lucy que realizara un hechizo. Dicho conjuro conectaría los cuerpos de Elena y Katherine, de manera que lo que siente una, también lo sentirá la otra. De esa forma, Pierce se aseguraría su vida, pues ni Damon y sobretodo, Stefan, dejarían que le sucediese nada malo a la humana.
Pero, tras aquello, se escondía un plan que ninguno vio venir. Lucy, pariente de Bonnie, se presentó un día en su casa. Tras contarle la historia, donde la bruja Bennett descubrió que eran parientes, le propuso un trato donde ambas obtendrían beneficio: Destruir para siempre a los vampiros que las atormentaban. A ellas, y a sus seres queridos. Bonnie, quién tenía en su poder la piedra lunar, se negó al principio. Sabía que destruir a Stefan y a Damon solo conseguiría que Elena se apartara de su vida para siempre, y ella no quería perder a su mejor amiga. Pero el plan de Lucy no era tan simple como matar a los Salvatore, sino que era mucho más ingenioso. Consistía en encerrarles en una habitación, a ambos y a Katherine. Una vez dentro, realizar el hechizo que los llevaría de vuelta al pasado, concretamente a 1864. Cada vampiro sustituiría a su yo del pasado, desapareciendo del presente. Pero, ¿que solucionaría eso? Lucy confiaba en que, después de saber la verdadera historia de Katherine y de la traición de ésta, ni Damon ni Stefan confiarían en ella, no tratarían de salvarla de los caza vampiros y por lo tanto, no llegarían a convertirse en vampiros. De esa forma, saldrían de la vida de Elena para siempre, y por lo tanto de la de Bonnie y sus seres queridos. Ese era el beneficio de Bennet. Pero, ¿y el de Lucy? Anteriormente, la bruja, había sido sorprendida por el propio Klaus. Fue éste quién le pidió realizar dicho conjuro, donde no solo enviarían a Damon, a Stefan y a Katherine, sino que varios de su séquito viajarían a 1864 para acabar con Katherine antes de que ésta escapara de la quema de vampiros en la iglesia, fingiendo su muerte durante ciento cuarenta y cinco años. Éste último detalle no fue desconocido para Bonnie, quién debía ayudar a Lucy a realizar el conjuro, tanto a los tres vampiros como al ejercito de Klaus, tras la fiesta. Si todo saldría bien, Katherine moriría, y Lucy se libraría de ella para siempre. Finalmente, Bonnie aceptó.
El día de la fiesta llegó. Todos estaban preparados para el plan de derrotar a Katerina, ajenos al trato de Bonnie con Lucy y el propio Klaus. Tras varias horas, Caroline fue sorprendida por Katherine, quién le exigió que le dijese donde estaba la piedra lunar. Ciñiéndose al plan, la rubia confesó que estaba en una de las habitaciones del piso de arriba. Petrova no tardó en ir a dicha habitación, donde, una vez dentro, el hechizo se activó y fue incapaz de salir. Pero no estaba sola, sino que Damon y Stefan la esperaban dentro con estacas de madera para acabar con su vida. Sin embargo, para sorpresa de los tres, Lucy y Bonnie hicieron acto de presencia, sin transpasar el umbral de la puerta. Bonnie, solo pudo pedir disculpas a los dos hermanos, asegurándoles que solo lo hacía por el bien de Elena. Ninguno entendía nada, y las caras, incluyendo la de la vampiresa, mostraban sorpresa e incertidumbre. En ese momento, ambas brujas se tomaron de las manos, comenzando a decir una especie de cántico en una lengua muerta que solo las brujas y hechiceros conocían. Los cuerpos de los tres vampiros, comenzaron a verse borrosos al paso de los segundos, hasta que, finalmente, desaparecieron de la habitación.
Historia Actual
1864, ese mismo día. Unos ojos azules como el cielo se abren, contemplando el techo de la habitación donde se encontraba. Confuso, Damon Salvatore no supo donde estaba. Por un momento, no recordaba nada. Se miró las manos, miró a su alrededor. Estaba en un dormitorio decorado a un estilo completamente antiguo. Abrió los ojos como platos, cuando las imagenes de lo sucedido en el baile de máscaras llegaron a su mente. Él y Stefan iban a matar a Katherine cuando, Bonnie y una desconocida aparecieron. Y entonces, pasó. Algo lo devolvió al pasado junto a su hermano y a Katherine. El moreno sintió pavor por no saber a que se debía aquello, que clase de trampa suponía.
Pero entonces, su mirada volteó hacia el lado derecho de su cama. El cuerpo desnudo de una joven dormía placidamente. Una larga melena castaña oscura cubría parte del colchón y la almohada. Damon frunció el ceño cuando se percató de quién se trataba: Katherine. Posiblemente, la noche anterior, habían dado rienda a suelta a su pasión, tan propia de ambos. Damon suspiró, maldiciéndose a si mismo por lo ingenuo que había sido al creerla. Sin esperar más la despertó. Katherine abrió los ojos, incorporándose de la cama algo aturdida. ¿Donde estaba? ¿qué había pasado? y lo más raro, ¿qué diablos hacía Damon desnudo a su lado? Antes de poder recordar lo acontecido, un histérico Stefan entró por la puerta. ¡Estaban en el pasado! las brujas los habían traicionado, y ahora estaban atrapados. Ninguno comprendía a que se debía aquello, pero estaban seguros de que a nada bueno. Desde ese mismo momento, los tres tuvieron que fingir que eran los mismos que en 1864, más en sus mentes, los recuerdos de los años vividos no desaparecían.
Pero algo había fallado, algo con lo que ni Lucy ni Bonnie contaban. El hechizo les enviaría al pasado. Pero no solo fue la mente lo que sustituyeron, sino que también fue el cuerpo. Es por eso que, tanto Stefan como Damon eran vampiros, al igual que en el futuro.
Los meses pasaron, y ninguno sabía como escapar de allí. ¿Su única posibilidad? contar con los poderes de Emily Bennett, poderosa bruja y antepasada de Bonnie. Solo ella, siendo la mejor amiga de Katherine, supo de la repentina llegada de los tres vampiros al pasado. Pero ni siquiera Emily sabía, al menos de momento, como devolverles al futuro, y si debía o no hacerlo. Lo único que pudo hacer fue hechizar los dos anillos que permitirían a ambos vampiros salir a la luz del sol, pues en el pasado, aun no los tenían, ya que eran humanos.
A pesar de todo, solo se tenían los unos a los otros, y si querían salir de alli, debían colaborar juntos. Sin embargo, ninguno de los tres pudo evitar que los recuerdos los invadieran. Aquellos días donde fueron felices, donde amaron a Katherine con toda su alma. Los minutos pasaban, las horas, y los largos días. El corazón de Damon se vio de nuevo envuelto en un amor que creyó haber enterrado, pero que sin duda no había sido así. Se estuvo engañando a si mismo al negarse que aun amaba a Katherine con toda su ser. Por otro lado, Stefan, aun no se olvidaba de Elena, por la que, a pesar de haberle dejado, aun sentía algo por ella. Pero, sin saber porque, los pensamientos del menor de los Salvatore se centraban cada ves más en Katherine y no en Elena. No sabía si eran los recuerdos, si era verla con los ojos con los que la miró en el pasado, pero Stefan también estaba volviéndose a enamorar de la vampiresa. Pero, ¿que hay de ella? Estaba muy segurda de que su corazón pertenecía a Stefan, pero eso no era tan simple. Damon también se le está metiendo de yeno en su cabeza, y ahora vive confundida por los dos.
Después de mandar a los Salvatore y a Katerina al pasado, Bonnie se sentía tremendamente culpable por lo que había hecho. Sabía que Elena jamás la perdonaría, pero ella solo había pensado en su bien. Desesperada, optó por contarselo a Jeremy, hermano menor de su amiga y chico del que actualmente se estaba enamorando. Él, quién al principio no podía creer la locura que Bonnie había hecho, terminó comprendiéndola y apoyándola, pues el menor de los Gilbert también sentía algo más que amistad por la bruja. Ambos se armaron de valor para contarle a Elena y al resto lo que había hecho junto a Lucy. Tras saberlo, las lágrimas de Elena corrían por sus mejillas, horrorizada y sumida en la más profunda tristeza por pensar que nunca más volvería a ver a Stefan, el amor de su vida, ni a Damon, a quien apreciaba como a un gran amigo. No podía creer que su mejor amiga la traicionase de aquella forma. Pero no todo quedaba ahí. El plan de Lucy aun no había terminado. Pasados unos meses, Bonnie debía ayudarla a enviar a los secuaces de Klaus al pasado para matar a Katherine Pierce. Tras saberlo, Elena vio un punto de esperanza. Pidió, o más bien, exigió a Bonnie, que la enviara junto a los vampiros a 1864. No le importaba quedarse atrapada para siempre en el pasado, solo quería recuperar a Stefan. La bruja se negó en rotundo, pero finalmente no tuvo más remedio que aceptar la petición de la humana. Ella la había traicionado, y ahora estaba en deuda.
Así pues, tras enviar a los vampiros de Klaus al pasado, Bonnie le rogó a Lucy que la ayudase a mandar a Elena también. Ésta, que ya había conseguido su proposito, optó por ayudar a su prima. Pero todo hechizo tiene sus consecuencias, y el de éste era claro: Al no tener una Elena en el pasado, era posible que la joven desapareciera para siempre. A pesar de eso, ella, terca, quiso seguir adelante con su idea. Así pues, Elena Gilbert fue enviada a 1864, donde despertó en mitad de un bosque de Mystic Falls. Sola y perdida, pero al menos, viva.
Mientras tanto, en el Mystic Falls de 2010, Caroline, a pesar del miedo a perder a Elena, vive confundida entre Matt, de quien está enamorada, y de Tyler, a quien desde la misma noche del baile de máscaras ayuda a llevar lo de su licántropía. Pero, los problemas no terminan para la rubia. Una licántropa llamada Jules ha aparecido, dispuesta a llevarse a Tyler con ella.
¿Conseguirá el séquito de Klaus matar a Katherine? ¿Podrá Elena encontrar a Stefan? ¿Volverán los hermanos Salvatore a convertirse en sus mayores enemigos por conseguir el amor de Katherine? El futuro y el presente corren peligro, y solo tú puedes decidir como acabará todo.FIN
